sábado, 7 de febrero de 2015

LA DIETA.

Cuando expresamos dieta depurativa, nos narramos a esas dietas llamadas de ayuno, que sólo incluyen zumos de frutas o verduras y que nos auguran resultados mágicos e irreales. Las dietas milagro son muy peligrosas y no deben realizarse, puesto que no tienen ninguna base científica que avalen su eficacia.
En la totalidad de los casos ese cambio en la forma de alimentarse afecta a el ritmo habitual de la evacuación, la cantidad de agua bebida de forma diaria reduce notablemente, incluso es reemplazada por otro tipo de bebidas poco saludables, entre otras variaciones de nuestra dieta.
                                     


Consejos para llevar a cabo una dieta depurativa efectiva

Para que una dieta depurativa no descuide la salud nunca debemos girar las comidas, sino que lo ideal es efectuar entre 4 y 6 comidas diarias. Nunca pasar por alto el desayuno que es lo que va a permitirnos poner en marcha el metabolismo ni bien comenzamos el día.
Es muy conveniente colocar en marcha, luego de viajes, vacaciones lejos de casa, etc, donde nuestra alimentación, por deduzcas de tiempo y espacio es claramente diferente, y ese cambio afecta a nuestra rutina diaria y bienestar en general.

Para cuidar la calidad de la dieta depurativa, los alimentos a incluir deben ser:
  • pobres en grasas saturadas, azúcares, alcohol y sodio
  • ricos en vitaminas, minerales, proteínas magras, fibra y agua.

Una dieta depurativa que no coloque en riesgo la salud debe estar compuesta por los siguientes alimentos:
  • Frutas y verduras: en abundancia, frescas en lo posible porque conservan mayor cantidad de agua, micronutrientes y fibra. De lo contrario pueden consumirse al vapor que es el método de cocción que menor pérdida de nutrientes ocasiona.
  • Agua: que puede estar saborizada por zumos naturales si no podemos consumir agua sola. Nunca debemos abusar de los zumos concentrados o comerciales que contienen gran cantidad de azúcar y ácidos. Asimismo debemos evitar los refrescos y bebidas alcohólicas. En lo posible, beber sólo agua, entre dos y tres litros a diario.
  • Lácteos desnatados: priorizando yogur, leche o quesos de escaso tiempo de maduración, es decir, lo más frescos posibles porque poseen menos grasas, sodio y sobre todo, más agua.
  • Cereales integrales: para obtener más fibra y nutrientes provocando más saciedad al organismo. Además, ayudará a evacuar los intestinos.
  • Carnes magras y bajas en colesterol: como pechuga de pollo o pavo sin piel (en métodos de cocción que no adicionan grasas), pescados blancos o con moderación azules, pocas carnes rojas y siempre sin frituras.
  • Poca sal: agregada a las comidas y evitar comidas preelaboradas que poseen alta cantidad de sodio.
  • Debemos consumir lo más natural y fresco posible: casi no adicionar sal a los platos para evitar retención de líquidos. Por el contrario, podemos usar hierbas frescas, especias y condimentos que aportan gran cantidad de vitaminas y minerales a los platos.

Ejemplo de un menú depurativo


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